La época de la Restauración 1874-1931

La interpretación de los hechos

Introducción general
 El período 1874-1898
           1. La evolución demográfica, económica y social .
           2 La evolución política: El Sistema de la Restauración.
                         • Las bases del sistema.
                         • Análisis de las fuerzas socio-políticas de la oposición:

        • El republicanismo
        • El movimiento obrero y campesino: socialistas y anarquistas
        • El nacionalismo catalán y basco.

El período 1898-1931
Introducció
La crisi del sistema de la Restauració  (1898-1931)

  1. La situación socio-económica  entre 1900-1931
  2. La situación política.
    1. El Desastre del 98.
    2. La crisis de 1909 (La Semana Trágica).
    3. Las repercusiones de la I.G.M y la crisis de 1917.
    4. La crisis institucional de 1918-23. La época de los disturbios.
    5. La dictadura de Primo de Rivera. El fin del sistema de la Restauración.

INTRODUCCIÓN GENERAL (1874-1931)

La evolución de Europa

             La época de la Restauración española (1874-1931) coincide casi prácticamente con la época de los imperialismos (1870-1939), la fase siguiente de la Etapa Contemporánea. En Europa, el primer período (1870-1900) es cuando se sientan las bases del siglo XX, es una época en la que se consolidan y evolucionan las estructuras surgidas de la época de las revoluciones y así continuará, pero con avances y retrocesos porque la lucha entre las fuerzas conservadoras y las progresistas será muy dura.


            A nivel económico, continúa el proceso de industrialización: en el último cuarto de siglo se inicia la Segunda fase de la Revolución industrial (motor de explosión, petróleo, motor eléctrico, electricidad, automóvil, aviones, telégrafo, teléfono, la industria pesada, el trabajo en cadena y el taylorismo) y el paso al capitalismo monopolista (concentración industrial y financiera, la gran empresa pasa a dirigir la economía). La concentración empresarial ha reducido costes de producción, eliminado multitud de pequeñas y medianas empresas y ha permitido acumular grandes beneficios, capital que, a la larga, se debe exportar para impedir crisis de sobreproducción. Esto llevará a la conquista de nuevos territorios y áreas de influencia económica o, para asegurar el capital invertido, a la conquista colonial directamente, en el caso de las grandes potencias industriales (caso de Gran Bretaña, Alemania, Francia, USA, o Japón ). Pero en la carrera colonial se añadirán pronto otras potencias menores por la necesidad de mantener un prestigio nacional (Rusia, España, Italia).

           La sociedad burguesa continúa evolucionando: la clase dominante es ya una fusión de la burguesía agraria y la burguesía financiera e industrial, aumentando la separación con el resto de la sociedad. Se observa un importante incremento de la clase media, sector que empieza a ver dificultada la ascensión social ya que la separación con la alta burguesía será cada vez mayor, mientras se reduce la distancia con las capas más cualificadas del proletariado industrial. Este sector, que llega a finales de siglo siendo ya la mayoría de la población, conoce una mejora relativa, en sus condiciones de vida, mientras los campesinos sin tierras continúa en unas condiciones de vida de gran pobreza.

             A nivel de política interior, las fuerzas políticas que predominan en los países de Europa Occidental son: a la derecha, los conservadores, que en esta época fusionan los principios liberales que tenían con un fuerte nacionalismo teñido de imperialismo, es decir, abandonando en parte las ideas de libertad y de igualdad-al menos por los pueblos colonizados-y adquiriendo cada vez más ideas de tipo racista enmascaradas o justificadas por la "sagrada misión del hombre blanco" o por la de que los occidentales deben educar o civilizar los pueblos salvajes (e inferiores). En el centro estarían los republicanos, liberales reformistas, partidarios de la ampliación de derechos (derecho de voto, de asociación) y la limitación de otros (la libre empresa, por la intervención del Estado). A la izquierda, los socialistas marxistas, que pronto se dividieron en moderados (socialistas socialdemócratas, partidarios de la vía reformista para lograr el socialismo) y radicales (socialistas marxistas, partidarios de la vía revolucionaria para conseguir el socialismo), y los anarquistas (aunque en Europa Occidental no llegarán a tener una gran fuerza social).
Teniendo en cuenta esta correlación de fuerzas, la evolución política interna de la Europa Occidental en este periodo se caracteriza por una progresiva democratización, en el sentido de una ampliación de derechos políticos-hasta llegar al sufragio universal masculino-, y sociales - derecho de huelga, de asociación, leyes de protección del trabajo femenino e infantil-, que permitirán la consolidación del sistema parlamentario a través del turno pacífico de los partidos liberal y republicano. Parecía que el espíritu del liberalismo progresista se imponía definitivamente y que la clase dominante era capaz de hacer suficientes concesiones (económicas y políticas) como para detener definitivamente la revolución, porque también la clase obrera, mejoradas las condiciones laborales y de vida , moderaba sus reivindicaciones.

              Pero la situación internacional presenta graves complicaciones, ya desde principios del siglo XX: la carrera por la conquista colonial y la debilidad del Imperio turco aumentan las tensiones internacionales que conducirán a la IGM. El fortalecimiento del movimiento obrero agudiza las tensiones sociales internas que son desviadas hacia el enemigo exterior (contribuyente al estallido bélico) en los países industrializados o en los países en transición, potenciando las revoluciones (caso de Rusia, donde en 1917 triunfa la primera Revolución Socialista de la Historia). El estímulo a las fuerzas revolucionarias se contrapone a la acentuación del conservadurismo de la clase dominante y el reformismo pequeñoburgués será cada vez más minoritario.
              En el período de entreguerras (1919 a 39), la gran crisis del capitalismo y la miseria que provoca contribuirán a incrementar las tensiones internas y externas: es cuando el proceso democratizador liberal se detiene y sus valores equilibradores entre la libertad y la igualdad se hunden: fue el momento de elegir entre libertad o igualdad, es el triunfo del comunismo, del imperialismo y del fascismo, hasta que se enfrenten entre ellos.



La evolución en España

                  La Restauración española (1874-1923) supone la evolución de las estructuras surgidas en el reinado de Isabel II: a nivel económico continúa el lento proceso de industrialización y se mantiene el desequilibrio estructural entre una España periférica industrializada y una España interior agraria , lo que dificulta la iniciación de la segunda fase de la revolución industrial. A nivel social, el mantenimiento de la miseria para una parte importante de la población española incrementará los conflictos y las tensiones sociales, impedirá la movilidad social y dificultará la ampliación de la clase media. A nivel político, aunque se mantiene la ficción de una evolución a la europea con la ampliación de derechos (sufragio universal masculino incluido) y un turno pacífico de partidos, el incremento de una oposición cada vez más radical a este Estado Liberal falsificado, dificulta la consolidación del sistema parlamentario y provoca una inestabilidad político-social que hundirá la monarquía liberal, dando paso a una dictadura militar en 1923 que, incapaz de resolver los problemas de todo tipo que tiene España (economía subdesarrollada, aguda conflictividad social derivada de la miseria de muchos, entre otros), conducirá a una República democrática, las propuestas de la cual tampoco serán aceptadas y, por tanto, no conseguirá resolverlos, con lo que las tensiones internas dirigirán el país hacia la guerra: la vía de la democracia liberal es, en gran parte, sobrepasada, y ahora se trata de imponer por la fuerza proyectos mucho más radicales, a derecha y a izquierda, dado que había sido imposible imponer la solución del reformistas por la vía de las concesiones a las que no estuvieron dispuestas ni la clase dominante, ni un amplio sector de la clase obrera y campesina. También en España los valores del liberalismo democrático se hunden, y también queda como única salida al enfrentamiento armado.

 

El período 1874-1898

La evolución demográfica, económica y social

La evolución demográfica, económica y social continúa en las mismas características del período anterior. Recordaremos algunos aspectos:

  • La población aumenta pero se mantiene una demografía tradicional a excepción de las zonas industrializadas donde comienza la segunda fase de la evolución demográfica con un cierto control de la natalidad. Se inicia una emigración de las zonas rurales hacia las zonas periféricas industrializadas y continúa en las colonias y en América del Sur.
  • La producción agrícola tradicional, con poca inversión de capitales, fue deficitaria al principio del periodo por lo que se importará cereal de los EEUU provocando, a finales de siglo, una sobreproducción interior que conducirá a la exigencia por parte de los terratenientes de un fuerte proteccionismo (1890, los aranceles más altos de Europa) que permitió mantener precios elevados de los cereales. La agricultura capitalista catalana, vinícola fundamentalmente, se beneficiará durante unos años de la plaga de la filoxera en Francia e incrementará los beneficios al convertirse en el principal productor mundial, pero no se pudo impedir la llegada de la plaga y la década de los 90 sufre ya la bajada de la producción y el fin de las exportaciones. Los productores catalanes se añaden a los terratenientes castellanos en la petición de proteccionismo.
  • La escasez del mercado interior, colonial (solo Cuba y Filipinas) y exterior, junto con la poca inversión de capital propio para la industria pesada, suponen un crecimiento industrial muy lento que obliga a los industriales a exigir un alto proteccionismo estatal, la La entrada de capital extranjero (que terminará controlando la explotación minera-excepto el hierro vasco-, la construcción ferroviaria y las innovadoras empresas de gas y electricidad), y la necesidad de créditos, que generará deuda externa (que se añadirá a la deuda público debido al déficit de hacienda). Las zonas industriales continúan aisladas entre sí y aisladas de la España agraria. La industria textil catalana crece salvaguardada por aranceles proteccionistas que le reservan el mercado interior y colonial, pero a costa de pocas innovaciones, predominio de las pequeñas y medianas empresas. Continúa la diversificación entre los vapores y las colonias industriales de energía hidráulica. A partir de 1880 se desarrolla la siderurgia vasca (la burguesía vasca mantiene la propiedad de las minas de hierro), aumentando la producción de acero y de hierro y, la mayoría del cual, se exporta por Bilbao (escasez de la demanda interna y precios muy competitivos) hacia Inglaterra a cambio de la importación del carbón inglés (el carbón asturiano no era rentable). A partir de los años 90 se terminará esta buena situación ya que los precios del hierro vasco dejarán de ser los más baratos (innovaciones tecnológicas introducidas en Gran Bretaña y Alemania) y las dificultades de exportación exigirán la conocida solución proteccionista, al mismo tiempo que se produce una fuerte concentración empresarial para mejor repartir el mercado interior (1902, Altos Hornos de Vizcaya). En definitiva, para hacer frente a los graves problemas que aún subsistían en la economía española, se volvió a recurrir a la opción de aumentar la protección arancelaria para impedir la competencia del exterior. Fue la opción hecha conjuntamente por latifundistas, los industriales textiles catalanes y los siderúrgicos vascos.


          La coyuntura económica fue alcista durante gran parte de este período, pues, a excepción de las dificultades de la agricultura cerealística, hay un incremento de las exportaciones vinícolas y de la producción textil y siderúrgica. Fue la época de la "fiebre de oro" de la burguesía catalana.


La evolución política

El Sistema de la Restauración

Durante un largo periodo de tiempo (1874-1898) funcionó el denominado sistema de la Restauración que permitió disfrutar de una cierta tranquilidad, dando una apariencia europea el panorama político español. Las bases del sistema eran la Constitución de 1876 y el turno pacífico de los partidos liberales: el Conservador, de Cánovas del Castillo, y el Liberal, de Sagasta. Partidos liberales que, haciéndose mutuas concesiones, compartían una serie de principios:
-monarquía
-centralismo
-capitalismo
-clasismo
-defensores del orden burgués, la familia católica y la patria España.

El objetivo del sistema, que representaba básicamente los intereses de la burguesía agraria, era mantener las estructuras establecidas: liberalismo político, clasismo social y capitalismo económico. El turno pacífico de los partidos liberales pretendía consolidar el sistema parlamentario eliminando la intervención del ejército (los pronunciamientos militares), por lo que los conservadores estarán dispuestos a aceptar el turno de poder y las leyes reformistas impulsadas por los progresistas cuando están en el poder (ley asociaciones 1887, sufragio universal masculino 1890), pero impidiendo al resto de fuerzas políticas del acceso al gobierno por diversos medios, desde el fraude electoral a la represión sin concesiones; es decir, los dos partidos liberales ganaban siempre las elecciones porque las controlaban, las falseaban, siendo figura central de este control el cacique. Sin embargo, este falseamiento del sistema parlamentario que se pretendía consolidar provocó, precisamente, el efecto contrario, porque la desconexión entre los partidos políticos y la sociedad se irá agrandando dando lugar a un alto grado de abstencionismo y / o apoliticismo, y a una cada vez mayor oposición política que debilitará el sistema, cayendo en una inestabilidad creciente hasta que las crisis sucesivas acabarán definitivamente con el sistema de la Restauración.




Análisis de les fuerzas socio-políticass de la oposición

          El desequilibrio y el retraso económico, la debilidad de la burguesía y el caciquismo causan una inestabilidad política que impedirá la consolidación del sistema parlamentario, incrementando la oposición al sistema de la Restauración. En efecto, a las fuerzas políticas de oposición surgidas en el periodo anterior, republicanos y, mínimamente, el movimiento obrero y campesino, se añadirán nuevas como los nacionalismos periféricos (después de la tercera guerra, los carlistas son ya, como fuerza política, prácticamente elementos residuales). Estas fuerzas contrarias al sistema político establecido, recientemente surgidas en su mayoría, eran, sin embargo, aún demasiado minoritarias y débiles para hacer tambalear el sistema, que, de momento, aparentemente parecía triunfante después del convulso periodo isabelino.
Las fuerzas políticas que ejercían la oposición eran las siguientes:

  • Los republicanos que, en este periodo, estaban debilitados por la división entre unitarios y federalistas, moderados y radicales, porque parte de sus efectivos populares se vinculan al socialismo marxista o el anarquismo y por el fracaso de la I República.
  • El movimiento obrero, ahora ya organizado políticamente (sin dejar el sindicalismo), no es una fuerza política importante porque es minoritario (solo se encuentra en las zonas industrializadas), y porque también está dividido entre socialistas y anarquistas:
    • El socialismo, igual que en el resto de Europa, va creciendo a partir de la fundación de partidos políticos de clase (1879, Pablo Iglesias funda el PSOE, adherido a la II Internacional en 1889), pero solo consigue un arraigo importante entre la clase obrera de Madrid y del norte peninsular (Asturias, País Vasco). En 1888 se ha fundado el sindicato UGT, dirigido por socialistas. Las Casas del Pueblo son los lugares de reunión social donde se propagan sus ideas. También en España se produce una división en el seno del partido que enfrentará a los partidarios de aplicar el programa establecido por Marx y Engels para lograr el socialismo por la vía de la revolución social (ruptura con los partidos republicanos de la pequeña burguesía, toma del poder político, dictadura del proletariado, abolición de la propiedad privada ....), y los denominados revisionistas (seguidores de Bernstein) que plantean posturas reformistas para lograr, a más largo plazo y por la vía pacífica y parlamentaria, la llegada al socialismo, considerando que el proletariado no está preparado para la revolución (alianza con los partidos pequeñoburgueses, reformas legislativas para mejorar las condiciones laborales de los trabajadores, intervencionismo estatal para mejorar las condiciones de vida de los más desfavorecidos ...).
    • El anarquismo también se desarrolla como movimiento social entre las masas obreras y campesinas, fundamentalmente en Cataluña, la franja mediterránea y Andalucía. El movimiento anarquista español será un hecho diferenciador respecto a la situación de la Europa Occidental. Una burguesía débil y, por ello, inflexible, poco dispuesta a concesiones de ningún tipo, la dispersión empresarial propia del predominio de la pequeña y mediana empresa, la permanencia de salarios de subsistencia en el campo y la ciudad, de un gran número de parados y de la obligada emigración hacia las ciudades en una situación de dura y difícil integración, una larga tradición de rebeliones campesinas espontáneas, un Estado policial, la clandestinidad del movimiento obrero y, más recientemente, el fracaso de la I República y la decepción que supuso, con su apoliticismo, todos estos factores explican el desarrollo del anarquismo y, con él, la radicalización del movimiento obrero español, de difícil pactismo con las fuerzas defensoras de orden burgués (por ambas partes). En el primer periodo de la Restauración predomina (o tiene mucha más repercusión social y política) el anarquismo terrorista protagonizado por pequeños grupos clandestinos que utilizan la violencia armada e indiscriminada contra los representantes de la clase dominante para conseguir despertar en las masas su misión revolucionària.També hay, obviamente, grupos anarquistas no violentos, la acción directa de los que va desde los que divulgan el esperanto como idioma de confraternización universal, los que se dedican a enseñar a leer en los Ateneos libertario o los que utilizan la huelga más o menos pacífica como arma revolucionaria. En todo caso, la respuesta gubernamental a los atentados anarquistas (1892 bomba del Liceo, 1893 asesinato de Martínez Campos, 1896 bomba en la Procesión del Corpus, 1897 asesinato de Cánovas, entre los más destacados) es la de una dura represión indiscriminada contra todo tipo de anarquistas, fueran inocentes o culpables de los hechos imputados (torturas en comisaría, aplicación de la ley de fugas, juicios con pruebas falsificadas, penas de muerte). Es decir, una respuesta policial represiva contra los anarquistas más significados que encadenaba atentados-> represión, y nueve atentado-> nueva represión, en una espiral sin salida que estaba acabando con muchos líderes libertarios, mientras no se comprobaba la eficacia revulsiva de la acción directa violenta en el despertar de las masas trabajadoras, tal y como acabaron analizando algunos dirigentes anarquistas, y que conduciría, a partir de comienzos del siglo XX, al anarcosindicalismo y al abandono progresivo del terrorismo.
  • El nacionalismo catalán, contrario al gobierno centralista y unificador liberal, surge como respuesta a la crisis económica fine secular (1886), la pérdida del mercado colonial (1898) y, consecuentemente, la ruptura de intereses entre la burguesía industrial catalana y la burguesía agraria. Valentí Almirall, en los años 80, pasa del republicanismo federal al catalanismo liberal y pretenderá reunir todas las fuerzas sociales catalanas descontentas de la situación política del momento (alta y pequeña burguesía), con la intención de que abandonaran los partidos políticos de ámbito estatal y de que militaran en el recientemente fundado Centre Català (1882), de objetivos claramente descentralizadores y defensores del proteccionismo y del derecho civil catalán, tal y como refleja el Memorial de Greuges (1885). La Lliga de Cataluña (1887) será la nueva organización representativa de la burguesía industrial, y en el documento Missatge a la reina presentado a María Cristina (regente tras la muerte de Alfonso XII en 1885), se pedía ya claramente la autonomía para Cataluña. La Unió Catalanista (1891) quiso agrupar a todos los grupos catalanistas, y su programa político, conocido con el nombre de Bases de Manresa (1892), defiende el autogobierno, con Cortes elegidas por sufragio corporativo y la oficialidad de la lengua catalana . La respuesta del gobierno ante el nacionalismo catalán, a finales del XIX todavía minoritario y débil, será puramente represiva, prohibiendo actos, mítines y publicaciones catalanistas, acusando al movimiento de separatista.

  • La abolición de los fueros tras la tecera guerra carlista (1876) y la llegada de inmigrantes debido a la industrialización de Vizcaya que no se integraban a la cultura vasca, propiciará el surgimiento del nacionalismo vasco, la base social del que radicará en el pequeños propietarios rurales del interior del país. Sabino Arana será el fundador del Partido Nacionalista Vasco (1894), antiliberal, anticetralista, católico, tradicionalista, defensor de la propiedad, la familia y la religión, antiburgués, antiobrero y antisocialista. Es una fuerza, de momento, muy minoritaria.

 

No tenim, Senyor, la pretensió de debilitar, ni encara meyns d'atacar , la gloriosa unitat de la pàtria espanyola; ans al contrari, volem enfortir-la i consolidar-la; però entenem que per aconseguir-lo no és bon camí ofegar i destruir la vida regional per substituir-la per la del centre, sinó que creiem que el que és convenient i alhora just és donar expansió, desenvolupament i vida espontània i lliure a les diverses províncies d'Espanya perquè de totes  les parts de la Península surti la glòria i la grandesa de la nació espanyola.
El que nosaltres volem, Senyor, és que a Espanya s'implanti un sistema regional adequat a les seves condicions actuals. (...)
Senyor: se'ns arrebassà el nostre sistema administratiu, que avui troem bo i imiten nacions cultes d'Esuropa, per ser substituït pel sistema castellà, i avui per una còpia imperfecta i viciosa del sistema francès.
Només podem usar la nostra llengua a les nostres llars i en converses familiars; desterrada de les escoles, ho ha estat més tard de la contractació pùblica i també dels tribunals, en els quals moltes vegades, i per molt il.lustrats que siguin, ni els jutges entenen els testimonis i processats, ni quests entenen els jutges.
I com si amb tot això no n'hi hagués prou, fa temps que s'amenaça, i avui s'intenta destruir amb obstinació, o si més no adulterar, el nostre dret civil, base indeleble de la robusta i moral organització de la família catalana i de la nostra prpietat, que va augmentant i creixent a mesura que unes generacions succeeixen a unes altres generacions.
A força de treball i privacions de tota mena, els nostres industrials han creat una indústria espanyola que en quaranta anys ha progressat  i assolit un nivell altíssim. Aquesta indústria és atacada d'arrel d'uns quants anys ençà, i darrerament ho ha estat i ho és per mitjà del tractat amb França i del projecte de modus vivendi amb Anglaterra.
                                                                                                          Memorial de Greuges presentat a Alfons XII, 1885
                                                                        Reproduït dins: A. Balcells: Cataluña contemporánea I (Siglo XIX), Madrid, 1977
  
Desitgem, doncs, que torni a posseir la nació catalana ses Corts generals lliures i independents, obertes peI Cap de l'Estat o per son lloctinent, en les que hi tinguin representació directa totes les classes socials, des de les mes humils a les más elevades. Corts en les que es votin els pressupostos de Catalunya i la quantitat amb qué te de contribuir el nostre país als gastos generals d'Espanva. Que Catalunya sia senyora del govern interior de sa casa, assenyalant ella mateixa el contingent de l'exércit per al Principat, no quintant- se a sos fills ni fent-se a Catalunya lleves forçoses, sino proveint-se de soldats voluntaris i a sou, els que no hagin de sortir mai en temps de pau del nostre territori. Que la llengua catalana sia la llengua oficial a Catalunya per a totes les manifestacions de la vida d'aquest poble. Que l'ensenyança a Catalunya sia donada en llengua catalana. Que sien catalans els Tribunals de Justícia i totes ses causes i litigis es fallin definitivament dintre del Territori. Que els càrrecs de la nació catalana els nomenin els catalans mateixos, procurant que recaiguin en catalans els càrrecs polítics, els judicials, els administratius i els de l'ensenyança. Que vingui el Cap de l'Estat d'Espanya a jurar a Catalunya ses Constitucions fonamentals, com a condició indispensable, d'antic establerta per a excercir a dreta llei la sobirania en el Principat.
                                                                                                                                         Missatge a la reina regent, 1888

Si quereis leer el documento ir a http://webs.racocatala.cat/seglexx/h-1892basesmanresa.htm

El período 1898-1931

 INTRODUCCIÓN

              Al hablar de la evolución europea comentábamos que la primera mitad del XX fue una época conflictiva caracterizada por lo que parecía una crisis generalizada de los valores heredados: crisis del capitalismo, enfrentamiento social, progresivo hundimiento de las democracias parlamentarias y crisis internacional por las dos guerras mundiales.

             Respecto a España, decíamos que la primera época de la Restauración española (1874-1898) supone la evolución de las estructuras surgidas en el reinado de Isabel II: a nivel económico, continuando la transición del lento proceso de industrialización, a nivel social, en la nueva sociedad clasista con una clase media muy débil y aún con grandes desigualdades entre terratenientes y campesinos, burguesía y obreros, y, a nivel político, intentando consolidar las bases de un Estado Liberal en proceso democratizador. Pero la revolución burguesa española, insegura por la incompleta industrialización y la debilidad de la propia burguesía, no podrá afianzar estas bases. El proyecto político liberal, falsificado en esta transición dificultosa, saldrá muy débil y el segundo período de la Restauración (1898-1931) ya es de crisis y decadencia del sistema por la creciente oposición. Después del Desastre de 1898, tres agudísima crisis sociopolíticas (1909,1917,1918-23) señalan los años en que el sistema estará a punto de caer, solo salvado por la debilidad y desunión de las fuerzas de oposición, divididas con proyectos muy diferentes sobre el futuro español, hasta que en 1923, el ejército tomó el poder y, prácticamente, el sistema de la Restauración dejó de existir y ya no se recuperará. Se puso en marcha el programa dictatorial que los militares y las fuerzas derechistas tenían, pero no pudieron solucionar los problemas pendientes (económicos, sociales y políticos) y serán luego las fuerzas reformistas de centro-izquierda de la clase media las que tendrán la oportunidad de solucionarlos. No lo llegarán a conseguir, entre otros factores por la enemistad de los terratenientes, incapaces de concesiones, y porque entonces, en 1936, en un ambiente internacional extraordinariamente conflictivo y de crisis liberal generalizada (económica, social y política), la división política de la sociedad española era ya abismal y la crispación generalizada, y se convirtió en imposible por parte de la democracia liberal evitar el enfrentamiento armado ante la rebelión militar. Aún tendrán que pasar casi cuarenta años para conseguir completar la industrialización, asentar la sociedad clasista con una amplia clase media y consolidar el Estado Liberal democrático


La situación socio-económica entre 1900-1931

                 Las características de la demografía, la economía y la sociedad española siguen en la evolución iniciada en la primera etapa de la Restauración. Diversos factores, ya conocidos, siguieron dificultando un crecimiento industrial más grande: la desequilibrada distribución de la industria (concentrada en Cataluña y el País Vasco), la dependencia de la tecnología extranjera y la debilidad de la demanda interna. Y en esta España agraria, aunque la clase media aumentó, permanecían las grandes desigualdades socials. Respecto a la coyuntura económica, varió entre la expansiva hasta 1918 y la recesiva hasta la guerra civil.

La situació política 

 El Desastre del 98

La derrota de 1898 fue como un revulsivo para la sociedad española contemporánea: periodistas, intelectuales, políticos, todos comenzaron a hablar de "los malos de España", es como si de repente se dieran cuenta de los problemas que arrastraba el país y todos empezaron a plantear soluciones a las dificultades heredadas:

  • El retraso económico.
  • Las enormes desigualdades sociales debidas a que una mayoría de la población vivía en la miseria.
  • La inestabilidad política causada por la falta de consolidación de la Monarquía Liberal.
  • El desprestigio internacional

Pero el impacto del 98 supuso, en primer lugar, el agravamiento de algunas de estas cuestiones, en primer lugar, incrementando la oposición al sistema de la Restauración y, por tanto, la inestabilidad del régimen, que ya no se pudo recuperar, entrando en una situación de crisis hasta su definitiva desaparición.

La derrota bélica supuso, en efecto, el desprestigio del gobierno a nivel nacional e internacional-la pérdida de los restos del Imperio-, la constatación clara de cómo España hacía tiempo que era una potencia menor, de segunda fila, y cada vez más atrasada respecto a Europa Occidental, pero la impopularidad también afectó al ejército por el antimilitarismo de las masas populares que irá siendo más intenso con la guerra de Marruecos. La reacción del ejército español ante esta situación de derrota militar y de impopularidad social fue doble: por un lado, culpabilizar a los partidos dinásticos de ineficaces y, yendo más allá, al sistema liberal de inepto, de incapaz de hacer frente a "los malos de la patria", de impotente ante "el separatismo regionalista", "el desorden público" y las amenazas a las esencias nacionales. La cúpula militar cada vez giraba más hacia un conservadurismo que, pronto, llevará a algunos de sus dirigentes a plantearse la oposición no al gobierno de tal o cual signo sino la oposición al sistema liberal parlamentario como sistema político, acusando -lo de ser, por su ineptitud, el responsable de la decadencia española y planteándose la necesidad de que el ejército mismo tuviera que dirigir la nación. Alejar la intervención del ejército en la política española era uno de los objetivos del sistema de la Restauración, pero, ante los problemas crecientes, esto será finalmente inevitable, precisamente en un momento en que el ejército, abandonando la tradición liberal del siglo XIX, se acerca cada vez más a posiciones antiparlamentaria en un nuevo papel de exclusivos salvadores de la patria.

El desastre del 98 también debilitará al sistema de la Restauración aumentando y fortaleciendo la oposición: del catalanismo por la pérdida de confianza de la burguesía industrial catalana en los partidos liberales centralistas, la Liga, (fundada en 1901), será el partido que representará sus intereses. Del republicanismo, entre otros aspectos por la corrupción del sistema parlamentario, y del movimiento obrero y campesino, mucho más radical, ya que un sector no lucha solamente contra el gobierno sino contra el sistema mismo, también contribuirá a la inestabilidad política. La oposición revolucionaria será uno de los hechos diferenciadores del Estado Liberal español respecto al de la Europa industrializada avanzada, y esta oposición no dejará de aumentar explicando, en parte, las diferencias evolutivas.

 

La crisis de 1909

La política reformista de los gobiernos liberales

               Los nuevos gobiernos liberales del reinado de Alfonso XIII (1902-1931), dirigidos ahora por Maura (Partir Conservador) y Canalejas (Partido Liberal), conscientes de la debilidad del sistema, intentaron reaccionar llevando a cabo una serie de reformas encaminadas a solucionar algunos de los problemas del país, disminuir la oposición y evitar el colapso del régimen.
             La promulgación de la Ley de Jurisdicciones (1906) para satisfacer las presiones militares (los delitos contra la patria y el ejército pasaban a Tribunales Militares), las disposiciones intervencionistas del gobierno de Maura (1907 a 1909) de carácter económico (Ley de protección de la industria nacional o la de fomento de industrias y comunicaciones marítimas), de carácter social para tratar de hacer frente a la conflictividad (creación del Instituto Nacional de Previsión, leyes sobre el descanso dominical, la legalización de la huelga), o de carácter político (reforma de la ley electoral) para acabar con la corrupción electoral, corresponden a este espíritu que fue continuado por los gobiernos siguientes (tras el aviso de la Semana Trágica) con nuevas leyes reformistas (Ley de la Mancomunidad de Cataluña , que le daba una cierta autonomía administrativa, y ley de la reforma militar suprimiendo la liberación en metálico). Pero los graves problemas heredados no se podían resolver con unas leyes que intentaban contentar mínimamente a todos sin básicamente abandonar el programa liberal ni resolver los problemas de fondo. Por lo que, mientras continuaban los graves problemas, la oposición seguía debilitando al régimen y la inestabilidad política será una constante en todo el período: el atraso económico, la miseria de la población y la ineficacia política agudizan el descontento de la fuerzas de oposición y la conflictividad social.


La Semana Trágica

                En esta situación, la guerra de Marruecos añadía un nuevo problema a los existentes (por la oposición de la población marroquí a una colonización que pretendía recuperar un cierto prestigio internacional). El reclutamiento de reservistas casados ​​desencadena la denominada Semana Trágica, la primera de las crisis políticas del gobierno de la Restauración. Fueron unos días de huelga general (básicamente en Barcelona), donde se pone de manifiesto la fuerza de la Solidaridad Obrera de 1907 (unión de sindicalistas, anarquistas y socialistas). La huelga general de julio de 1909 derivó pronto en revuelta social espontánea, desorganizada y anticlerical (se quemaron numerosos conventos), mientras los partidos políticos (Liga y Partido Radical) se desentendían de la situación. Los sublevados tuvieron que enfrentarse al ejército que en pocos días puso paz y orden a base de una fuerte represión con arrestos, juicios y condenas a muerte (5, entre ellas la del pedagogo anarquista F. Ferrer Guardia como chivo expiatorio).
                La Solidaritat Catalana recibió un golpe definitivo y la Liga un importante desprestigio. Los lerrouxistas, desacreditados, van ido perdiendo influencia entre los trabajadores. Conscientes del fracaso de la movilización popular carente de dirección, una parte de los dirigentes anarquistas se decantan cada vez más por el anarcosindicalismo y, en 1911, fundan la CNT (Confederación Nacional del Trabajo), un sindicato que iba más allá de las reivindicaciones laborales tradicionales pues debía ser el organismo que dirigía las masas populares hacia la revolución social, mediante la huelga general revolucionaria, y que se convertirá en el sindicato obrero más importante de Cataluña (sus líderes serán Salvador Seguí, Ángel Pestaña y Juan Peiró). El sindicalismo católico, minoritario, se desarrolló en el norte, zonas de minifundio y de la pequeña propiedad, y en 1917 se agrupó en la Confederación Nacional Católico-Agraria

 

NOTA: http://es.wikipedia.org/wiki/Solidaridad_Obrera_(sindicato_histórico)

 

La crisis de 1917

              La segunda crisis de la Restauración estuvo provocada, en parte, por las repercusiones que la IGM tuvo en la economía española. Siendo neutral, España se dedicó al abastecimiento de los países beligerantes, lo cual incrementó la producción de las industrias de exportación y, al subir la demanda, aumentó el precio, enriqueciendo a la burguesía industrial y provocando el descontento popular al disminuir el poder adquisitivo, y militar, molestos por la insuficiencia de sus sueldos y la constante intromisión del rey en los asuntos militares (la guerra de Marruecos).
           La crisis de 1917 será el momento en que confluirán los deseos de reforma política de la burguesía catalana (ineficacia del sistema parlamentario, descentralización), los de reforma militar por parte del ejército (exceso de oficiales, incrementos salariales, desacuerdo por las diferencias de trato entre los militares destinados en Marruecos y los de la península) y las reivindicaciones populares. La formación de Las Juntas de Defensa reclamando aumento salarial y la anulación de los ascensos por méritos de guerra (mayo) es el primer aviso; ante la protesta militar, la respuesta del gobierno fue la suspensión de las garantías constitucionales. El segundo, la coalición de la oposición catalana (Liga, P.Radical y socialistas) que se pone de acuerdo para constituir una Asamblea de Parlamentarios de toda España y exigir elecciones a Cortes Constituyentes (julio) que no tuvo mucho eco. Entonces entra en juego el movimiento obrero, que termina declarando la huelga general (CNT, UGT) con seguimiento en Madrid, Asturias, País Vasco y Barcelona (agosto). Pero, ante la decantación social revolucionaria que tomaba la situación, el ejército y los partidos políticos, Liga y P.Radical, se vuelven atrás en sus reivindicaciones reformistas. El gobierno salva así la situación. Cambó es nombrado ministro de Fomento.

La crisis institucional de 1918-23. La época de los disturbios


                Las crisis políticas de 1909 y 1917, la ineficacia de las reformas gubernamentales, la crisis económica de la posguerra por la pérdida de las exportaciones, y el impacto de la revolución rusa supondrán la total descomposición del sistema de la Restauración.
Las consecuencias políticas de 1917 fueron la formación de gobiernos de concentración de todas las fuerzas monárquicas y la vuelta al turno de los partidos liberales cuando la concentración no fue posible por las desavenencias entre ellas, siempre conscientes del peligro en que se encontraba el sistema político de la Restauración. Pero el incremento de la agitación social en las zonas rurales y urbanas especialmente violento, que tuvo el lock-out, la creación de bandas de mafiosos al servicio de la patronal (Sindicato Libre) y la represión gubernamental (ley de fugas) como respuesta práctica, hizo que, políticamente, España, entre 1918 y 1923, tuviera diez gobiernos diferentes, ninguno de ellos de más de un año de vida, en ocasiones las Cortes estuvieran cerradas por la declaración del estado de guerra y se gobernara a base de decretos-leyes como costumbre habitual de un sistema que, de hecho, ya no era ni constitucional, ni parlamentario. Son los años del pistolerismo, la época de los disturbios. Mientras tanto, la oposición aumentará y se radicalizará, tanto las fuerzas de izquierda como las de derecha:

  • Creación del nacionalismo catalán de izquierdas por Lluís Companys (Partido Republicano Catalán, 1917) y Francesc Macià (Estado Catalán, 1922)
  • Creación del Partido Comunista Español (1921), afiliado a la III Internacional. Líderes: José Díaz, Dolores Ibàrruri.
  • Fuerte incremento de los seguidores de los sindicatos UGT (160.480 afiliados al 1919) y la CNT (que pasó de los 11.000 afiliados en 1910 a 700.000 en 1919, la mayoría en Cataluña).
  • Incremento de la oposición militar tras la derrota de Annual en la guerra de Marruecos (1921).

           En 1923 el rey aceptó el golpe de estado del general Primo de Rivera, que terminó, en la práctica, con la Restauración. La justificación del golpe militar era presentada como la única solución para los graves problemas del país:

  • las tensas relaciones entre patronos y obreros.
  • el peligro del separatismo en Cataluña
  • la corrupción política
  • la guerra de Marruecos

     

La dictadura de Primo de Rivera



Primo de Rivera heredó de la Restauración una serie de problemas:

  • El retraso económico que producía descontento entre la burguesía industrial por la lentitud del proceso industrializador y mantenía a una parte de la población en la miseria.
  • El problema de la administración del Estado, centralista o autonómico, que los diversos nacionalismos defendían enfrentándose entre sí y que causaba un particular malestar entre los militares preocupados por la unidad de la patria.
  • El problema del funcionamiento del sistema parlamentario, en el que los partidarios del mantenimiento del sistema caciquil (burguesía agraria) se enfrentaban los partidarios de la democracia liberal (burguesía industrial)
  • La conflictividad social agudizada por el ejemplo de la revolución rusa y la crisis económica de la posguerra, amenazando el orden social existente y provocando gran preocupación y temor entre la burguesía agraria, industrial y el ejército (inquietado por el orden público) .
  • La confesionalidad del Estado, en una situación de profundo anticlericalismo popular que causaba evidente incomodidad a los católicos (mayoritarios entre la burguesía agraria, sectores de la clase media y campesinos del centro y norte).
  • La guerra de Marruecos que, tras el desastre de Annual (1921), tenía profundamente disgustados a los mandos militares.


        El gobierno de Primo de Rivera, de imitación de ciertas formas fascistas (Mussolini había tomado el poder en 1922), pero sin la existencia previa de un movimiento político fascista (no había ningún partido de masas), contó con el apoyo de la burguesía agraria, de la industrial y de la misma monarquía con la idea de que sería la persona y la forma de gobierno, aunque provisional, capaz de resolver los problemas más urgentes entre los citados anteriormente (especialmente, asegurar la orden social tras la problemática vivida en la época de los disturbios).

  • Lo primero que resolvió fue la pacificación de Marruecos, en beneficio de las inversiones de la oligarquía, al poner fin a la guerra tras el acuerdo con Francia, el desembarco en Alhucemas (1925) y la derrota de Abd-el -Krim. El dictador ganó en popularidad.
  • La política económica pretendía conseguir la autarquía económica y el desarrollo industrial (no se intentó ningún tipo de reforma agraria). El programa de planificación económica (creación de monopolios estatales-CAMPSA-, descentralización industrial, fuerte proteccionismo y obras públicas) se benefició de una coyuntura económica expansiva general durante unos años y permitió mejorar infraestructuras (carreteras, obras hidráulicas), disminuir desempleo y mejorar los salarios, pero, en contrapartida, se incrementó la deuda pública y provocó el descontento de la burguesía industrial catalana y vasca. Cuando estalló la crisis del 29, la oposición a la dictadura era ya muy generalizada.
  • El resto del programa aplicado durante el Directorio militar (23-25) y el Directorio civil (25-30), intentaba resolver los otros problemas que el país tenía según el Manifiesto, donde exponía las directrices políticas que perseguía:
    • Una vez suspendidas la Constitución, los partidos políticos y estableciendo una rígida censura, se acabaría con la corrupción del sistema político sustituyendo las autoridades civiles por militares y siguiendo el Estatuto Municipal que disponía que los gobernadores civiles eran los encargados de elegir a los alcaldes entre los principales contribuyentes (con lo cual el caciquismo siguió funcionando).
    • La cuestión de la administración del Estado, resuelta a la manera centralista, ponía fin a la Mancomunidad y prohibía las manifestaciones tradicionales catalanas (con lo cual se radicalizó el catalanismo de izquierdas: 1926, hechos de Prats de Molló, la incursión armada de F. Macià; 1931, creación de ERC).
    • Para resolver la cuestión social se declaró ilegal el PCE y la CNT (con lo cual se radicalizó la oposición anarquista -1926, creación de la FAI), establecía una cierta alianza con los dirigentes socialistas (a cambio de no ser perseguido, el socialismo debía moderar las reivindicaciones populares) y se llevó a cabo una fuerte represión contra los líderes obreros. La colaboración con el dictador fue una decisión difícil para los dirigentes socialistas que pensaron que desde la cooperación podrían conseguir mejoras sociales por parte del gobierno. En la práctica, la colaboración supuso un desprestigio tal que hará que en los últimos años se retirara el apoyo socialista a la dictadura. La represión, la alianza con el PSOE y la mejora de la situación económica disminuyeron la conflictividad social y evitaron, parecía, la revolución social.


                    Hecho  el trabajo sucio, la clase dominante empieza a ver más defectos que virtudes en el régimen dictatorial y lo abandona. A partir de 1927 el clima de manifestaciones estudiantiles y huelgas hace evidente que ya no controla la calle, mientras la burguesía industrial critica la política económica por los malos resultados económicos (devaluación de la peseta, crisis financiera e inflación). La falta de apoyo (incluso dentro del mismo ejército, por las arbitrariedades del dictador) provocará finalmente la dimisión de Primo de Rivera.

                   Entonces, toda la oposición antimonárquica empieza a organizarse (Pacto de San Sebastián), y el gobierno (Dictablanda) se ve obligado a convocar elecciones municipales con la intención de conocer la opinión del país. El resultado de las elecciones del 12 de abril de 1931 sorprendió a todos, empezando por los propios republicanos, porque en las grandes ciudades triunfaron los partidos republicanos y socialista. El 13 de abril, en Eibar, el 14 en S. Sebastián, Madrid y Barcelona se proclamaba la República. Aquella noche, Alfonso XIII, consciente de su impopularidad, se exilió.

 

 

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